Agosto ha sido bautizado en la tradición popular como “el mes de los gatos”. Incluso, el 8 de agosto fue establecido en 2002 por el Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW) como el Día Internacional del Gato, buscando conciencia sobre la protección y los derechos de estos animales. Pero, ¿qué hay detrás de esta curiosa tradición? Más allá de supersticiones o mitos, hay razones biológicas y de bienestar animal que explican por qué en este mes los felinos parecen estar en su mejor momento.

La historia detrás del mes más felino

La designación de agosto como “mes del gato” tiene raíces principalmente biológicas. En el hemisferio norte, este periodo del año coincide con un aumento significativo de las horas de luz diarias y temperaturas más agradables, factores que influyen directamente en la fisiología de los felinos. La mayor exposición a la luz solar estimula la producción de hormonas asociadas al ciclo reproductivo, lo que provoca que las gatas entren en celo con más frecuencia y que los machos se vuelvan más activos y territoriales. No se trata de una tradición milenaria con un origen ritual o religioso, sino de una observación popular basada en patrones de comportamiento evidentes: más luz significa mayor actividad, más vocalizaciones y un incremento en las interacciones —y, por supuesto, en el celo—.
Pero, ¿qué ocurre con los gatos en nuestro país? Aunque en el hemisferio sur agosto todavía es un mes invernal, las jornadas comienzan a alargarse y las temperaturas se tornan ligeramente más suaves. Estos cambios actúan como un estímulo natural que incrementa la actividad de los felinos, volviéndolos más inquietos y vocales, especialmente durante la noche. Además, las gatas presentan un patrón reproductivo llamado poliestro estacional, lo que implica que atraviesan varios ciclos de celo durante la época del año en que las horas de luz empiezan a alargarse. En agosto, ese aumento lumínico actúa como señal biológica para activar su fertilidad, dando inicio a un periodo reproductivo que se extiende hasta febrero. Es en este mes cuando muchas hembras comienzan a entrar en celo y, por ende, a aparearse.

Entre ronroneos y peligros: lo que agosto trae bajo el bigote

Se suele decir que en agosto los gatos están en su mejor momento: más activos, juguetones y atentos a todo lo que ocurre a su alrededor. Sin embargo, esta efervescencia también trae consigo ciertos riesgos que conviene conocer y prevenir.

La mayor actividad en esta época incrementa las posibilidades de peleas entre machos, lo que puede derivar en heridas y en la transmisión de enfermedades como el virus de inmunodeficiencia felina o la leucemia felina. Además, las salidas frecuentes en busca de pareja exponen a los gatos a accidentes, pérdida o contacto con otros animales portadores de parásitos y zoonosis, como la rabia. En el caso de las hembras, el celo no controlado puede dar lugar a camadas no planificadas, aumentando el riesgo de abandono y sobrepoblación felina. Por eso, junto con disfrutar de su energía extra, es fundamental tomar medidas de cuidado y prevención.

Trucos gatunos para un agosto seguro y feliz

En esta época del año, la esterilización temprana es una de las decisiones más importantes que podemos tomar por la salud de nuestros gatos. Aunque persisten mitos —como que la hembra debe tener al menos una camada o que es mejor esperar a que crezca más—, la evidencia veterinaria indica que esterilizar antes del primer celo reduce el riesgo de tumores mamarios, infecciones uterinas y enfermedades de transmisión.

Mantener a los gatos en interiores o con salidas controladas no significa privarlos de bienestar; por el contrario, los protege de peleas, atropellos, caídas y contagios de enfermedades como la leucemia felina o la rabia. Con un entorno enriquecido —juguetes, rascadores, estanterías para trepar, ventanas seguras para mirar hacia afuera—, pueden ejercitarse, explorar y mantenerse estimulados sin exponerse a peligros.

También es útil enriquecer su ambiente durante el mes de agosto, cuando están más activos y vocales. Sesiones diarias de juego interactivo, esconder premios por la casa o instalar zonas de descanso cálidas ayudan a canalizar su energía y reducir el estrés propio de esta época.

Finalmente, el registro e identificación con microchip es una herramienta clave para la tenencia responsable. En caso de extravío, aumenta considerablemente las posibilidades de reencuentro, y además en Chile es un requisito legal que contribuye a un mejor control y cuidado de la población felina.