Si tu perro se lame insistentemente siempre la misma zona, puede ser dolor, picazón intensa, ansiedad o aburrimiento, y con el tiempo incluso causar infecciones en la piel. Te contamos cómo identificar el origen y cuándo es hora de ir al veterinario.

Tu perro está echado en la alfombra, pero no está descansando. Lleva varios minutos con la cabeza agachada, lamiéndose con insistencia siempre el mismo punto entre los dedos de la pata. Tú le dices “ya, ya, basta”, le ofreces una caricia, incluso le acercas una recompensa para distraerlo. Nada. Vuelve a lamer. Empieza a enrojecer la zona y tú pasas de la molestia a la preocupación: ¿le duele?, ¿le pica?, ¿está estresado? Ese lamido obsesivo, que aparece de la nada y no se detiene, no es solo una maña. Puede ser la primera señal de que algo no está bien.

Lamerse es un comportamiento natural en los perros. Sin embargo, cuando este acto se vuelve insistente —especialmente sobre una misma zona y sin heridas visibles— puede ser una señal de alerta. El lamido excesivo no solo puede indicar un problema físico, sino también estrés o ansiedad, y requiere atención profesional para evitar complicaciones mayores.

Causas más comunes

Según la médico veterinaria Danya Espinoza (@dra.danya en Instagram), las causas detrás de este comportamiento son variadas. “Las más comunes pueden ser alergias —ya sean ambientales o alimentarias— o dermatitis atópica”, explica. Además, señala que los parásitos externos como “pulgas, ácaros o garrapatas también pueden producir picazón, aunque no siempre dejen heridas visibles”.

Otra causa frecuente es el dolor localizado. “De repente les duele alguna articulación o alguna zona en especial, y por eso se lamen un montón. También puede deberse a dolor crónico o neuropático”, agrega. Por último, no todo tiene un origen físico: “Hay muchos perritos que se lamen por ansiedad, estrés o aburrimiento”, comenta la especialista.

Cómo diferenciar las causas

Determinar si el lamido responde a dolor físico, estrés o aburrimiento no siempre es sencillo, pero Espinoza recomienda comenzar por descartar lo más grave. “Siempre recomiendo una visita al veterinario, porque si un perro se está lamiendo demasiado es por algo”, advierte. La observación del contexto también ayuda: “Fíjense bien en qué circunstancias el perro se está lamiendo excesivamente: ¿es cuando está solo, cuando se va alguien de la casa o ante algún cambio? Eso nos orienta más a un lamido por estrés o ansiedad”, señala.

En cambio, si el comportamiento persiste incluso cuando el perro recibe atención o un premio, puede tratarse de un caso físico. “Cuando el lamido continúa aunque le ofrezcan un churu, generalmente es por dolor o por picazón intensa. En alergias alimentarias, por ejemplo, la picazón se describe como casi 9 de 10, así que el perro no deja de lamerse por más que intentemos distraerlo”, explica.

Consecuencias en la piel

El lamido excesivo puede tener efectos importantes en la salud cutánea. “Puede provocar desde alopecia hasta la eliminación de la primera capa protectora de la piel”, advierte Espinoza. Esto deja la zona expuesta a bacterias y hongos, y facilita infecciones secundarias.

“Por ejemplo, cuando un perro se lame mucho las patas entre medio de los dedos, queda húmedo, y eso genera el lugar perfecto para que un hongo empiece a multiplicarse”, añade.

Cuándo acudir al veterinario y cómo prevenir

Aunque el lamido ocasional es normal —“porque libera endorfinas y ayuda a autorregularse”—, la especialista recalca que cuando se convierte en una conducta repetitiva o genera lesiones, requiere atención inmediata. “En ese caso es necesario ir al veterinario para descartar causas médicas. Y si el problema es de tipo conductual, derivar a un etólogo”, explica.

Espinoza enfatiza que incluso cuando el origen es emocional, no debe minimizarse: “Aunque sea por ansiedad o estrés, ya tenemos un problema conductual”. Para prevenir, recomienda mantener rutinas estables, ofrecer suficiente ejercicio físico y mental, juguetes y momentos de estimulación. “Quizás le faltan paseos, jugueteo o momentos de interacción. Una rutina bien estructurada ayuda mucho a reducir la ansiedad”, concluye.