Esta festividad no tiene por qué ser una noche de miedo para tu mascota. Con previsión, calma y empatía, puedes convertirla en una jornada segura y sin sustos, donde todos disfruten, aunque sea desde un rincón tranquilo de la casa.
Por Josefina Hirane
Timbres que no paran, risas, disfraces, luces parpadeantes, música fuerte y un constante ir y venir de gente. Lo que para nosotros puede ser una noche entretenida, para perros y gatos puede transformarse en una verdadera pesadilla. “Halloween es una celebración que altera completamente el entorno y la rutina de los animales”, explica Ana Francisca Soto, médica veterinaria y máster en etología clínica (@pan.educacionpositiva en Instagram). “Los perros y gatos son especies muy sensibles a los cambios, y durante esta fecha se enfrentan a estímulos impredecibles, como personas disfrazadas, olores nuevos y ruidos intensos, que ellos pueden interpretar como una amenaza”.
Estrés y miedo: señales que debes observar

El miedo no siempre se manifiesta con gruñidos o maullidos. Según Soto, hay comportamientos más sutiles que revelan incomodidad o ansiedad: “En los perros se puede ver jadeo, temblores, intentos de esconderse o búsqueda constante del tutor. En gatos, los signos más típicos son esconderse, dejar de comer o acicalarse en exceso”.
La especialista enfatiza que cualquier cambio en la postura corporal —como orejas hacia atrás, cuerpo tenso o inmovilidad— es una señal de alerta. En esos casos, lo mejor es “retirar al animal del estímulo y llevarlo a un lugar tranquilo donde se sienta seguro”.
Crea un refugio seguro en casa

La clave, dice la veterinaria, está en planificar con anticipación. “Preparar un espacio seguro es la primera medida que todo tutor debería tomar. Puede ser una habitación tranquila, lejos de la puerta, con su cama, agua, juguetes y algo con tu olor”.
También recomienda usar difusores de feromonas sintéticas, como Adaptil o Feliway, “al menos 30 minutos antes del inicio de las celebraciones, porque ayudan a reducir el nivel de activación”.
Otros consejos: poner música suave o ruido blanco, mantener las luces encendidas, y cerrar cortinas y ventanas para bloquear sonidos y destellos. “Si tu animal es muy sensible, evita el contacto con las visitas disfrazadas”, sugiere Soto. “Incluso puedes dejar un cartel en la puerta pidiendo no tocar el timbre”.
Evita fugas y sustos

Durante Halloween, las fugas aumentan. “Los animales pueden reaccionar al susto tratando de escapar, así que es vital asegurar todas las vías de salida”, advierte la especialista. Recomienda mantenerlos en un espacio cerrado o con una barrera física, y comprobar siempre que lleven identificación visible y que su microchip esté actualizado. “Cada vez que se abra la puerta para entregar dulces, alguien debe estar a cargo de la mascota”, dice.
Si tu perro se asusta fácilmente, Soto sugiere usar arnés de seguridad doble o correa corta. “Y nunca obligarlos a acercarse a las personas disfrazadas, porque los disfraces alteran la lectura del lenguaje corporal humano y pueden generar miedo incluso en animales sociables”.
Dulces y decoración: peligros ocultos

La especialista es clara: “El chocolate y las pasas son altamente tóxicos para los perros y gatos. También hay que tener cuidado con los envoltorios plásticos, los caramelos duros y los glow sticks, porque pueden causar intoxicaciones u obstrucciones intestinales”.
En cuanto a la decoración, advierte sobre velas, cables eléctricos, telarañas sintéticas y globos. “Todo eso debe mantenerse fuera del alcance. La prevención es la mejor herramienta”, afirma. Si el animal ingiere algo inapropiado, recomienda acudir de inmediato al veterinario y no inducir el vómito sin orientación profesional.
Mantén la calma y acompaña

Antes del anochecer, una caminata larga o una sesión de juego puede ayudar a liberar energía. En gatos, ofrecer cajas o escondites adicionales les da seguridad. “La actitud del tutor es clave. Si la persona está tranquila, el animal lo percibe”, comenta Soto. Además, se pueden usar snacks de alta palatabilidad o juguetes interactivos para distraerlos. En casos más severos, la veterinaria aconseja consultar por apoyo farmacológico: “Hay ansiolíticos de uso situacional que ayudan a reducir el estrés, pero siempre deben ser prescritos por un profesional”.
