Lo que debes saber antes de “vestir” a tu mascota este invierno: asegúrate de que la prenda esté siempre seca, limpia y se use por periodos breves.

Cuando baja la temperatura, es comprensible que muchos tutores corran a equipar a sus mascotas con parkas, chalecos y hasta sweaters tejidos. No solo resultan irresistiblemente adorables —¿quién puede negar el encanto de un perro “abrigado” a juego con su humano?— sino que, en determinados casos, esas prendas son una verdadera barrera extra contra el frío. Sin embargo, hay que usarlos con precaución porque “un abrigo mal usado puede terminar haciendo más daño que bien”, advierte la veterinaria Francisca García (@frangarcia.vet en Instagram). Uno de los principales riesgos es que la ropa se moje y quede puesta. El pelaje cumple la función de abrigo natural frente al frío y la humedad; si añadimos una prenda y esta se empapa, el calor corporal se pierde y aumentan los riesgos de hongos, dermatitis y resfríos.

¿Cuándo sí conviene vestirlos?

Es aconsejable ponerles abrigo a los perros cuando tienen el pelaje muy corto —como en el caso de los galgo, dóberman, boxer, pitbull o chihuahua de pelo corto—, cuando presentan un peso corporal muy bajo y carecen de grasa suficiente para protegerse del frío, o bien cuando se trata de animales senior o con enfermedades crónicas, como artritis o afecciones cardíacas. 

“Es válido vestir a los animales vulnerables, especialmente al salir o cuando el ambiente no está calefaccionado”, señala García.

Reglas de oro para un abrigo seguro

En primer lugar, es clave priorizar la comodidad. “El abrigo debe ser cómodo, ajustado pero no restrictivo”, explica la especialista, quien sugiere dejar espacio para que el perro se mueva y respire con normalidad. Además, es de suma importancia mantener la prenda seca y limpia. Un tejido húmedo “empeora el frío” y favorece la proliferación de bacterias y hongos. Se debe cambiar de inmediato si se moja.

También es importante usarlo solo por períodos cortos. “Nunca dejes el abrigo todo el día dentro de casa; puede provocar roces, estrés y acumulación de humedad”, dice la veterinaria. Además, observar su lenguaje corporal es importante. Si tu perro intenta quitarse la prenda, se rehúsa a caminar o muestra agresividad, es mejor no vestirlo”, aconseja García.

Materiales que protegen

No todos los abrigos calientan de la misma manera. Lo ideal es que el exterior de la prenda bloquee el agua y el viento, mientras que el forro interior necesita retener el calor sin atrapar la humedad que el cuerpo libera al moverse. 

Las chaquetas confeccionadas en nylon o poliéster —sobre todo cuando llevan un recubrimiento de poliuretano— repelen la lluvia, secan rápido y soportan bien los tirones en perros activos Para los días fríos, lo más eficiente es un polar o una mezcla de lana suave: aportan calor sin añadir peso y se mantienen templados incluso si el animal descansa sobre superficies frías.

Por otro lado, aunque resulta cómodo, es mejor evitar el algodón en invierno, dado que absorbe agua como una esponja y pierde capacidad aislante. Un jersey de algodón húmedo puede hacer que la temperatura corporal baje rápidamente.

El rol de la calefacción y el descanso

La ropa no sustituye un ambiente térmicamente estable. La veterinaria recomienda: mantener la calefacción a temperatura constante, sin cambios bruscos; colocar camas elevadas del suelo, con mantas y lejos de corrientes de aire; y asegurarse de que el animal siempre tenga un espacio donde regular su propia temperatura, pudiendo acercarse o alejarse del calor según lo necesite.

En síntesis, el abrigo puede ser un aliado para perros siempre que esté seco, limpio y se use con moderación. Combínalo con una buena cama, mantas y una casa temperada para que tu compañero disfrute del invierno sin riesgos. Ante cualquier duda, consulta a tu veterinario de confianza.