Hay quienes traen abrigo incorporado… y quienes tiritan con estilo. En otoño e invierno, no todas las mascotas enfrentan el frío de la misma forma. Desde señales de alerta hasta consejos sobre abrigo, alimentación y paseos, te contamos todo lo que necesitas saber para que tu peludo no sufra con las bajas temperaturas (ni te mire feo cuando lo saques a pasear).

Con la llegada del frío, muchas personas se preguntan si sus perros o gatos también lo sienten. Y sí: al igual que los humanos, pueden pasarlo mal con las bajas temperaturas. Por eso, es importante reconocer ciertas señales, adaptar rutinas y ofrecer espacios protegidos y cálidos durante los meses más helados.

Entre los signos más frecuentes de que un perro o gato tiene frío están los temblores o escalofríos, la búsqueda de fuentes de calor como estufas, mantas o incluso acostarse cerca del tutor, y la típica postura de “bolita” o acurrucada para conservar el calor. También es clave evaluar la temperatura de las extremidades: “Orejas, patas y nariz frías”, enumera la veterinaria y etóloga Francisca García (@frangarcia.vet en Instagram), pueden ser indicativos de que el perro o gato está pasándolo mal.

Además de estos signos evidentes, la especialista advierte que hay que estar atentos a cambios más sutiles en el comportamiento. Algunos animales pueden mostrar una disminución de actividad o letargo. En el caso de los gatos, añade, “se observa menor movilidad”. Muchas veces confundimos estas señales con pereza o mal genio, cuando en realidad lo que están tratando de hacer es conservar calor o evitar el malestar. Por eso, conocer a tu mascota y observarla es fundamental para ofrecerle el bienestar que necesita, sobre todo en días helados.

Hay peludos que sienten más el invierno

No todas las mascotas son igual de resistentes al frío. “Los más vulnerables son los cachorros y gatitos, porque no regulan bien su temperatura corporal; también los perros y gatos de pelo corto o sin doble manto, como galgos, chihuahuas o sphynx”, explica Francisca. En otras palabras, mientras un husky podría disfrutar del invierno como si nada, un galgo con su delgadez elegante sufre cada ráfaga como si viviera en la Antártica. A esta lista se suman los animales de edad avanzada, quienes padecen enfermedades crónicas como artritis, cardiopatías o hipotiroidismo, y aquellos con bajo peso o poca grasa corporal.

¿Es recomendable abrigarlos?

Muchas personas abrigan a sus animales con parkas, chalecos o chaquetas —algunos más funcionales, otros derechamente fashionistas—, y aunque a veces parezca exagerado, no siempre lo es. La veterinaria y etóloga Francisca García aclara que “sí, es válido vestir a los animales vulnerables, especialmente al salir o en ambientes no calefaccionados”. Eso sí, advierte que el abrigo debe ser “cómodo, ajustado pero no restrictivo, debe estar seco y limpio. Un abrigo húmedo empeora el frío”. También recomienda no dejarlo puesto todo el día dentro del hogar: “puede generar roces, estrés o acumulación de humedad”.

Además, hay que estar atentos a cómo reacciona el animal frente al abrigo. “Ojo que si el perro o gato muestra conductas como arrancar del abrigo, no querer caminar cuando lo tiene puesto o actuar agresivo, es mejor no vestirlo”, enfatiza.

Respecto a la temperatura en casa, sugiere mantenerla estable, evitando cambios bruscos. Y agrega otras medidas simples y efectivas: “proporcionar camas elevadas del suelo, mantas y lugares protegidos del viento”.

Alimentación y paseos: también se ajustan

Durante los meses fríos también puede ser necesario hacer modificaciones en la rutina de paseos y alimentación. “Si el animal gasta más energía para mantener el calor, puede necesitar más calorías (especialmente en exteriores)”, señala Francisca. Pero en el caso contrario, advierte que “en animales con menor actividad por frío, puede necesitarse reducir el alimento para evitar sobrepeso”.

Respecto a los paseos, la experta en conducta animal entrega tres consejos clave: “Evitar horas de más frío (primeras horas de la mañana o noche); proteger almohadillas del contacto con hielo o superficies húmedas o frías; pero sobre todo, mantener el ejercicio regular para evitar problemas de conducta por falta de estimulación, es decir, no dejar de pasear”.

En resumen, las mascotas también sienten el frío, y necesitan de la atención de sus tutores para sobrellevarlo con bienestar. Observar sus señales, adaptar el abrigo y la alimentación, y no abandonar los paseos ni el juego es parte de cuidar su salud física y emocional.